martes, 24 de marzo de 2009

Claribel Alegría - MÁGICA TRIBU (2007)




SALARRUÉ
(1899-1975)
"Me regaló varios libros preciosos: El anillo de Sakuntala; Mansiones verdes, de Hudson; Cuentos de un soñador, de Lord Dunsany, cuentos de Óscar Wilde y de Andersen. Todos los conservo, pero a mí me sigue gustando más Semos malos:

Goyo Cuestas y su cipote hicieron un arresto y se jueron para Honduras con el fonógrafo. El viejo cargaba la caja bandolera, la bolsa de los discos y la trompa achaflanada, que tenía forma de una gran campánula, flor de lata monstruosa que perjumaba con música.
-Dicen quen Honduras bunda la plata.

-Sí tata, y por ái no conocen el fonógrafo, dicen...
-Apurá el paso, vos, ende que salimos de Metapán trés choya.
-¡Ah! es quel cincho me viene jodiendo el lomo.

-Apechalo, no siás bruto.
Apiaban para sestear bajo los pinos chiflantes y odoríferos. Calentaban café con ocote. En el bosque de zunzas las taltuzas comían sentaditas, en un silencio nervioso. Iban llegando al Chamalecón salvaje. Por dos veces bían visto el rastro de la culebra carretía, angostito como fuella de pial. Al sesteyo, mientras masticaban las tortillas y el queso de Santa Rosa, ponían un fostró. Tres días estuvieron andando en lodo, atascados hasta la rodilla. El chico lloraba, el tata maldecía y se reiba sus ratos.
El cura de Santa Rosa había aconsejado a Goyo no dormir en las galeras, porque las pandillas de ladrones rondaban siempre en busca de
pasantes. Por eso, al crespúsculo, Goyo y su hijo se internaban en la montaña; limpiaban un puestecito al pie diun palo y pasaban allí la noche, oyendo cantar los chiquirines, oyendo zumbar los zancudos culuazul, enormes como arañas, y sin atreverse a resollar, temblando de frío y de miedo.
-Tata: ¿brán tamagases?...

-Nóijo, yo ixaminé el tronco cuando anochecía y no tiene cuevas.

-Si juma, jume bajo el sombrero, tata. Si miran la brasa, nos hallan.

-Sí, hombre, tate tranquilo. Dormite.

-Es que currucado no me puedo dormir luego.

-Estiráte, pué...

-No puedo, Tata, mucho yelo.

-¡A la puerca, con vos! Cuchuyate contra yo, pué...

Y Goyo Cuestas, que nunca en su vida había hecho una caricia al hijo, lo recibía contra su pestífero pecho, duro como un
tapexco; y rodeándolo con ambos brazos, lo calentaba hasta que se le dormía encima, mientras él, con la cara añudada de resignación, esperaba el día en la punta de cualquier gallo lejano.
Los primeros
clareyos los hallaban allí, medio congelados, adoloridos, amodorrados de cansancio; con las feas bocas abiertas y babosas, semi-arremangados en la manga rota, sucia y rayada como una cebra.
Pero Honduras es honda en el Chamalecón. Honduras es honda en el silencio de su montaña bárbara y cruel; Honduras es honda en el misterio de sus terribles serpientes, jaguares, insectos, hombres... Hasta el Chamalecón no llega su ley; hasta allí no llega su justicia. En la región se deja -como en los tiempos primitivos- tener buen o mal corazón a los hombres y a las otras bestias; ser crueles o magnánimos, matar o salvar a libre albedrío. El derecho es claramente del más fuerte.

Los cuatro bandidos entraron por la palizada y se sentaron en la plazoleta del rancho, aquel rancho náufrago en el cañaveral cimarrón. Pusieron la caja en medio y probaron a conectar la bocina. La luna llena hacía saltar
chingastes de plata sobre el artefacto. En la mediagua y de una viga, pendía un pedazo de venado olisco.
-Te digo que es fológrafo.

-¿Vos bis visto cómo lo tocan?

-¡Ajú!...En los bananales los ei visto.

-¡Yastuvo!...
La trompa trabó. El bandolero le dio cuerda, y después, abriendo la bola de los discos, los hizo salir a la luz de la luna como otras tantas lunas negras.

Los bandidos rieron, como niños de un planeta extraño. Tenían los blanquiyos manchados de algo que parecía lodo, y era sangre. En la barranca cercana, Goyo y su cipote huían a pedazos en los picos de los zopes; los armadillos habíanles ampliado las heridas. En una masa de arena, sangre, ropa y silencio, las ilusiones arrastradas desde tan lejos, quedaban abonadas tal vez para un sauce, tal vez para un pino...
Rayó la aguja, y la canción se lanzó en la brisa tibia como una rosa encantada. Los cocales pararon a lo lejos sus palmas y escucharon. El lucero grande parecía crecer y decrecer, como si colgado de un hilo lo remojaran subiéndolo y bajándolo en el agua tranquila de la noche.

Cantaba un hombre de fresca voz, una canción triste, con guitarra.

Tenía dejos llorones, hipos de amor y de grandeza. Gemían los bajos de la guitarra, suspirando un deseo; y desesperada, la
prima lamentaba una injusticia.
Cuando paró el fonógrafo, los cuatro asesinos se miraron. Suspiraron.

Uno de ellos se echó llorando en la
manga. El otro se mordió los labios. El más viejo miró al suelo barrioso, donde su sombra le servía de asiento, y dijo después de pensarlo muy duro:
-Semos malos.

Y lloraron los ladrones de cosas y de vidas, como niños de un planeta extraño."

lunes, 16 de marzo de 2009

ETXEA, Kepa Junkera (2008)

ETXEA
Zatoz, nahi duzunean. Gure etxea zabalik dago, giltza kanpoan aurkituko duzu jarria. Proiektu honekin hasi nintzenean, zirriborro bat besterik ez zen etxea. Lehenengo zutabeak jaso genituen, teilak hodeietarantz joan ziren hegan, oinarriak sakon errotu ziren. Abesti tradizionalek eta euskarak ongi etorria egin zieten eraikuntzan parte hartzera hurbildutako guztiei. Etxeak itxura hartu du, baserri eta loft arteko zerbait da, haritzaren eta altzairuaren arteko nahasketa. Leihoak zabaldu dira gure ostatu hau aireberritzeko, eta atzo Habanan eta bijar Manilan izango den aireari sartzen uzteko. Mila esker musikaz eta emozioz beteriko etxe bat egiten lagundu duzuen guztioi.
Toma mi llave y ven cuando quieras. Nuestra casa está abierta, con la llave puesta por fuera. Cuando empecé este proyecto la casa estaba en boceto. Las primeras vigas fueron llegando, las tejas volaban hacia las nubes, los cimientos fueron asentándose. Las canciones tradicionales y el euskera recibieron a todos los que se iban acercando a poner cada uno su ladrillo. La casa ha tomado forma, una mezcla de caserío y loft, una mezcla de roble y acero. Las ventanas se abren para que este refugio se ventile y deje entrar el aire que ayer estuvo en La Habana y mañana estará en Manila. Gracias a todos y a todas por hacer una casa llena de música y emociones.

Etxea (Casa en euskera) de Kepa Junkera, es un doble CD formato de lujo, que contiene canciones tradicionales vascas cantadas en euskera por un amplio elenco de artistas; desde Santiago Auserón a Calamaro, pasando por Estrella Morente, Lluis Llach, Loquillo, Pedro Guerra, Miguel Ríos, Jaime Urrutia, Ginesa Ortega, Ana Belén y Victor Manuel, Dulce Pontes, Miguel Bosé, Pau Donés o Luis Eduardo Aute. Hasta 42 cantantes y 15 músicos de la talla de Michel Camilo, Jose Antonio Ramos o Chano Dominguez dan forma a este disco que traspasa las fronteras del idioma. "La filosofía del proyecto nos llevó a viajar a las ciudades donde estaban los músicos y cantantes, fuimos a La Habana y grabamos con el pianista Roberto Fonseca, a Lisboa junto a Pedro Joia y Antonio Chainho, Madrid con Michel Camilo, Barcelona con el gran maestro Chano Domínguez, no sé, ha sido tan maravillosa la experiencia que se me pone la carne de gallina solo con recordarlo" .



Haurtxo txikia negarrez dago
ama, emaiozu titia.
Aita gaiztoa tabernan dago
pikaro jokalaria.
Aita jokuan, ama lanian.
Hauxe bai negargarria!
Eskerrak zuri, lore polita
alaitzen dezu etxia.
La ra la...

Ama gaxoa lanez ta lanez
osoro zaigu hondatu
halere aitatxok errukirik
bat ere ez dio hartu.
Negar ta negar beti nahigabez
inontxo ere pozik ez
ama zerura joan zanetik
inortxok maitasunik ez.
La ra la...
(El pequeño bebé llora y llora/madre, dale de mamar;/ y el malvado padre está en la taberna,/el muy pícaro jugador./El padre jugando a las cartas, la madre trabajando./¡Esto sí que es penoso!/Menos mal, mi hermosa flor,/que tú alegras esta casa./La, ra la.../La pobre madre de tanto trabajo,/está totalmente acabada,/sin embargo, el padre no se ha apiadado/en absoluto de ella./Ahogándose en llantos, siempre apenada,/sin encontrar gozo en ningún sitio./Desde que su madre se fue al cielo/ya no hay nadie que le quiera./La ra la...





Oh, Pello, Pello! Pedro, tengo sueño
Logale nuk eta ¿vengo ya a la cama?
jinen niza oherat? -Ven después de hilar.
Irun ezan eta Pedro, ya he hilado
gero, geo, gero ¿vengo ya a la cama?
irun ezan eta -Ven después
gero, geo, bai. de enmadejar.

Oh, Pello, Pello! Pedro, ya he enmadejado
Irun diat eta ¿vengo ya a la cama?
jinen niza oherat? -Ven después
Astalka ezan eta de hacer el ovillo.
gero, gero, gero Pedro, ya he hecho el ovillo
astalka ezan eta ¿vengo ya a la cama?
gero, geo, bai.

Oh, Pello, Pello! Pedro, ya lo he lavado
Astalkatu diat eta ¿vengo ya a la cama?
jinen niza oherat? -Ven después de tejer
Harilka ezan eta Pedro, ya he tejido
gero, gero, gero ¿vengo ya a la cama?
harilka ezan eta -Ven después de cortar.
gero, gero, bai -Ven después de lavarlo.


Oh, Pello, Pello! Pedro, ya he cortado
Harilkatu diat eta ¿vengo ya a la cama?
jinen niza oherat? -Ven después de coser.
Xuri ezan eta Pedro, ya he cosido
gero, geo, gero ¿vengo ya a la cama?
xuri ezan eta Ya ha amanecido,
gero, geo, bai. ya vendrás mañana.